Bienvenidos al 1º Taller de Redacción Crítica "Letras del Norte"

Jujuy posee un amplio capital cultural que no es explotado: músicos, poetas, escritores, pintores, dibujantes, actores, artesanos, etc. pasean por sus calles o emigran a otras provincias sin posibilidades de desarrollar todo su pontencial.
Es hora de que hagamos algo para dar a conocer todo el arte que vive en nosotros. Para ello, son estos talleres. Gracias por acompañarnos en esta locura.

Conisgna del Primer Taller

"El Grito" es un cuadro del pintor Munch, que representa principalmente a la filosofía existencialista. El surrealismo, el impresionismo y otras expresiones y estilos artísticos enriquecen esta obra.
En esta ocasión, la invitación es la siguiente: escribir un poema, poesía, cuento, ensayo, crítica, o el género artístico que mas les plasca cuyo contenido se relacione con lo que les inspire el cuadro, su autor, la filosofía existencialista, el surrealismo, etc. el único límite es su propia imaginación.
Para ello, deberán configurar sus plantillas de Word en tamaño A5, cuerpo de letra 9, interlineado sencillo, márgenes de 2,5 cm. texto justificado en tipografía Times News Roman.
El costo del taller es de $100 y al final del mismo (un mes aproximadamente) recibirán a cambio diez publicaciones para su uso y distribución personal. Cotizado en $15 cada ejemplar, vendiendo las diez publicaciones se recuperarán los cien pesos invertidos, quedando $50 de ganancia para cada tallerista.
Una vez recibida esta información, se puede dar rienda suelta al talento y una vez concluído el texto, envíenlo a juampialba7@gmail.com y será publicado en este blog para quedar a consideración de los demás talleristas.

sábado, 23 de agosto de 2008

Textos

“___________________________________________”
Aquello que usualmente es entendido como inspiración, formado por minuciosos momentos que se corresponden a una suerte de capacidad idónea de producir hasta los mejores textos, se remonta a una historia en la cual el pasado, el presente, aquello que vendrá, no tenían cabida en ese momento de la vida humana.
En la tierra todas las particularidades del universo se constataban en el hombre por medio de capacidades distintas que no le eran de su preocupación, lo único que importaba era el expresar, el compartir con los demás seres de la tierra esos conocimientos que en todo momento se hacían presente en cada ser humano y al mismo tiempo cuidar de ellos ya que esta especialidad que poseía lo convertía en protector de la vida.
El rasgo que poseía y que lo elevaba hacia lo más alto de la existencia era muy peculiar, en el hombre se producía una continua emanación de verdades, muchos lo describían como el “don primordial”, el cual reflejaba que el ser humano había sido privilegiado por dios concediéndole la capacidad de conocer el todo, es decir de poseer la verdad en sí mismo.
La vida era una continua relación de protección y agradecimiento mutuo entre cada ser humano, animal, plantas de la tierra. La enorme capacidad del elegido permitía la comunicación con otros seres. Todo era algo maravilloso hasta que desapareció.
Así nada mas, el hombre no lograba divisar las verdades de la naturaleza y por ende los demás seres también. La ignorancia, empezó a carcomer la humanidad, y solo eran alguno los que poseían una minuciosa expresión de los mismos aunque estas verdades se encontraban encerrados en el ser humano en lo que ellos luego llamaron “sueños”, negándose rotundamente a desvirtuarse tomando la forma de lo que después de tal catástrofe permitió la supervivencia del hombre, EL LENGUAJE..
Conociendo esta historia se entiende la inspiración, como aquel momento en el cual algunas personas logran asemejar esa capacidad conocida como don primordial, y logran lo más hermoso que le puede suceder al ser humano, es decir, volver a reencontrarse con su esencia pero también a la vez mientras dan un gran paso retroceden dos ya que comenten el atrevimiento de convertirlas en algo imperfecto en el momento que utilizando herramientas de invención propia las expresan en miserables palabras. Es por eso que en toda la historia vemos como grandes pensadores como ser Buda, Pitágoras, y tantos mas, entendían que esta atrocidad llevaría a la destrucción de la vida y por eso se rehusaban a realizar tal acto de cobardía.
Ahora que ya sabemos como surgió el todo y porque el hombre no encuentra la solución. Es menester aclarar que es el deber de todo PENSADOR (llamase filosofo, erudito, sabio, intelectual, etc.) es el de enseñar y demostrar a los demás que la única salida es alejarnos de estos límites que perdidos en un vació de confusión creemos que nos salvaran. Todo ellos ya están presentes en nuestro tiempo, entonces genera una complicación, ya que el hombre al encontrarse lleno de letras, símbolos, representaciones para cada elemento de la tierra, le queda una sola salida transmitir de lo que debe de alejarse haciendo uso de ella aunque nos alejan aun más de lo divino y eterno, podemos aprovecharlo para en primer instancia concientizar a cada ser humano y luego así comenzar un procesos de iluminacion, algo que nos llevara ¡que ironía! TIEMPO.
Así de esta manera lograremos lo que tanto buscamos y aun no sabemos que es.
Utilicen a su favor los sueños .
Para terminar expongo el momento más feliz y más triste de mi corta existencia, los remonto a aquel momento en el cual sentí por todo mi cuerpo, en cada sentido que se conoce y tantos otros más. La verdad, los llevo a aquel dichoso NO TIEMPO, donde no había nada y la vez lo existía todo, en el cual sentí la lucha incesante que tiene la verdad y la palabra, El cual se forja por nosotros. Los situó en dicha situación que si no fuera por mi soberbia y infamia no lo hubiera escrito mientras lo sentía, o no lo hubiera intentado porque cuando lo lean se darán cuenta de la incoherencia y la disputa de la cual tanto les hablo que se da en nosotros y de la cual somos participes
“el sueño es como si mis pensamientos lo que verdaderamente soy no pudieran salir de mi ser se rehúsa a envolverse en meras palabras es mas ahora en este momento que me encuentro escribiendo con respecto a esto, siento como en ellas con vida propia luchan y su lucha no está sola sino que es como que yo lo que soy vida amor se rehúsa y la ayuda de tal manera que escondo mis pensamientos para que la gran tarea describir se me haga mas dramática y difícil.
Mis pensamientos que reflejan lo que soy están ahí, y por eso creo que en cada sueño estamos realzando un encuentro con nostros, un volver a nosotros a ya que enla vida cotidiana esta que nos encontramos solo hay limites externos, y es por esto tambien quelos grandes pensadores artista , son aquelllos que logran contentanrse a si mismo y la la expresion d Ello que son y logran un acuerdo para que su conociemto reaL salga a la luz.
Todas esas cosas maravillosas que seguro cada uno de nosotros sueña y no cuenta se esconden en si, como el recuerdo de este sueño que tengo que me permitio escribir todo lo que se encuentra detrás, es el sueño que me libero de mi pridsin, llego ami el perdon mio, y forjo en mi la libertad, la cual me llevara a la feliccidad, gracias por perdonarme, no cambiaria nada de loque vivi pero si voy a cambiar este presente, aunque tenga la necesidad de hacer la patraña incesata que estoy haciendo, ………………………….vivir…………………………………. ”

¿Conciencia?
El corazón explota en mi coraza, existe una sensación de una cárcel. Estoy encerrado mi yo regido por dolor se niega al cambio y mi voluntad con sus altibajos no tiene la fuerza y decisión suficiente para producir semejante cambio- ¿Que hacer? Esto depende en si solo de mí, o de aquello que mis estudios filosóficos representan en una conciencia superflua, relativa, inquietante, que se niega a aceptar un Mundo perfecto, señor que ilumina, si aquel destello de cristales, lo inexplicable.
No se cual es mi actitud ni mi real comportamiento,
-Debes hacer lo que tú sientes, -
-Lo que yo siento, acaso tú eres yo-
-Si y yo también y nosotros también-
-¡¡¡Que es lo que pasa!!!-
-Todos somos tu en cada pensamiento estamos ahí y solo uno de nosotros se hace creación-
No tengo salida, cada pensamiento esta ahí, no importa lo que tenga pensado hacer para extraerlos, ya que el solo hecho de pensar esto conforma la esencia de otro pensamiento autónomo.
-Gane, no yo gane, tú ganaste-
-Todos ganamos-
-¿Ganar porque?-
-Independencia, autonomía, liberación, somos todos eso y somos tu-
¡¡¡Basta basta, no, no, no¡¡¡
-Si, ya estamos ahí. Ahora estas solo debes enfrentarlo-
-No importa esto ni tú ni yo, tu amor perturbado se libero-
-¿Que es ese derecho, obligación, liberación que elegí conforme a mi vida?
-Ya deja la filosofía y haz lo que decidiste hacer-
-Y que es esto-
-Dímelo, o se te olvidas somos un todo-
¡¡¡Filosofar!!!
-¿Pero acaso no debo deja la filosofía?-
-Si-
-y entonces-
-Eso mismo, deja la filosofía y ponte a

FILOSOFAR






Realidad entre cuestiones
Me encontraba con los pies sobre el viento calmo de aquella noche, mis manos en los bolsillos de la vida, mis ojos no paraban de reflejar una mirada que palpitaba y apaciguaba cada dolor y sentimiento, expresión de una sofocante realidad.
Era una tarde en aquella feria de alto comedero, lugar que vio la mayoría de mi infancia y el total de juventud necesaria como para afirmar cualquier juicio sobre mí. Lo distinto era que en este momento todo parecía ser una total tristeza, no había amor por ningún puesto de frutas y verduras, era solo una total resignación a sueños, a la vida, cada movimiento reflejaba una cárcel de sus deseos por luchar, hasta que me quede observando con atención solo cuatro elementos, objetos, que en mi percepción representaban en conjunto un solo objeto, eran cuatro soportes de madera, palos, que sostenían la carpa y a partir de allí no pude alejar mi vista de esta imagen que forjaba distintas representaciones en mi.
Me quede perplejo, como el momento que sentimos que estamos frente a algo verdadero, pasaron por mi cuerpo y mente distintas manifestaciones que solo se lo podría expresar de esta manera:

INJUSTICIA

Soberbia Dinero

Fuerza Edificación
Seguido creo que surgió en mí la única respuesta, que no se convirtió en duda, y a partir de ahí en nuevo cuestionamiento en forma de pregunta:
¡¡¡Esta realidad claro que se puede mejorar!!!





Info Munch


miércoles, 30 de julio de 2008

Palabras

1

Puedo entender
(no sin echar estrías en las neuronas)
los significantes vacíos
de la filosofía
y el sentido común
(populismo
nada
política
pueblo
filosofía
sentido común)

Mas
nunca podré entender
el Lirio Negro
ni los Heraldos Negros

Será acaso
el color de la literatura...

2

Yo siempre había presentido
en incólume herejía literaria
que los poetas falseaban su admiración
por los cráteres conejeados de la luna

Mas hoy, un dieciséis de julio como cualquier otro
(digo
como cualquier otra luna de las dos mil ocho lunas
de los dieciséis de julio de nuestra muy
católica, apostólica y romana historia)
aquel remoto océano incendiado
devora paso a paso
los fundamentos de mi vida
desnudándome de certidumbres
con tal decoro
que las sirenas homéricas
hacen el ridículo con cánticos infantes
que ni al mas entrado en vinos
podrían seducir

Y que la astronomía machaque
con que el solitario astro pirata
no posee luz propia
es la prueba misma
de que las ciencias
nunca han tenido alma.

Poema con Cita

Cuando el otoño ha corrompido todo lo vivo
en un fuego amarillo, de colmillo azul
y a tu lado no hay amapola
sino hiel

Cuando arden los nervios
paganos y brujos de la inquisición terrenal
y empuñados a la herejía
son hoguera de un Dios olvidadizo

Cuando es rabia la soledad
cogoyando penas
a lo más hondo del cuerpo envejecido

Y cuando un sinsentido
te investiga las pestañas
antes que el sol

entonces
solo el amor con su ciencia
nos vuelve tan inocentes*


*Versos del tema "Volver a los 17", de Violeta Parra

Retrato de mi alma

Hoy he visto un retrato de mi alma, hoy he visto lo que nunca hubiese querido ver, algo tan espeluznante que mi voz quedo hecha un nudo y en ese alarido mudo me sentí impotente y sin fuerzas de de reaccionar.
Era algo demasiado complejo para mí, que ni un centímetro de mi mente lograba asociar con nada de lo que me haya sucedido. Como es que un retrato o una pintura se podía asemejar tanto a mi alma, era una copia perfecta al tormento que estaba sintiendo hace años dentro mío, era una caricatura casi risueña de mi dolor y mi angustia, era una copia tan fiel que retrataba hasta mis mas ínfimos detalles en un aspecto casi burlón.
Solo sentí que era imprecion mía pero al salir del salón me di cuanta que me perseguiría por toda la vida.
Esa noche no pude dormir, soñé con tantas culpas que me ahogaba entre cada respiro que daba y cada gota de oxigeno que entraba por mi cuerpo eran como puñaladas que rasgaban lo mas profundo de mi ser. Tuve miedo, pero trate de controlarlo, a lo mejor solo era algo pasajero…
La semana siguió con su transcurso normal, como era de esperar, pero mis noches cada vez eran mas pesadas solo venia a mi mente esa pintura que me hacia recordar el tormento de mi alma, quise calmar mis penas pero ni todas las gotas de alcohol de este humilde mundo habrían bastado para consolar a tan grande tormento.
Los días eran largos pero no lo suficiente como para opacar el desconsuelo que me suscitaban en las noches y así me aferraba a la vana sensación de que todo este tormento se iba a desvanecer de la misma manera en la que había aparecido.
¿Tan grande era mi dolor? ¿Tan pesado eran mis pecados? Por que me atormentaba tanto una pintura que había sido creada hace más de 100 años. Entiendo que el autor había sufrido demasiado por lo de su padre y el suceso de su hermana, pero esa pintura describía tanto mi interior.
Yo estaba asustado, mis días eran interminables y mis noches demasiado largas, mi mente estaba exhausta y en mi imaginación solo quedaba lugar para revivir el momento en que mi vista se topo con aquella imagen.
Si tan solo hubiese podido evitar ese momento, habría cambia algo de todo esto o solo era cuestión de tiempo para darme cuanta de todo el mal que había hecho… (falta final)

Sueños Gitanos

Lo que se agita al viento,
Todo lo que puedas sentir por tus sentidos,
Ojos, oídos, piel, mente.
Todo estuvo ante ti aunque de otra forma con otro rostro y otra voz.

La mujer que amaste hoy descansa entre las alas del pájaro que cada día toca al vidrio de tu ventana.

Tus hijos son tus padres y tú eres alguien que aun no se conoce a pesar de que hace mil siglos que estás aquí.

A veces tan alto,
A veces tan bajo,
Ciego, sordo o mudo,
no importa bajo que condición estuviste maldito.
Rico, bello o sabio,
has renacido del polvo y a él has volverás a contarle lo vivido.

La tierra es sabia, el cielo no tiene medida
Seguiremos girando,
Aprendiendo de lo vivido,
Aprendiendo a aprender,
Aprendiendo a olvidar

A renacer donde sea que la llama de un poco de calor y luz, el agua se filtre y humedezca la tierra, y el viento impulse nuestras alas y de valor a nuestra voz.

Pigmentos de mi soledad - Fragmentos de papel y cera

Llegué sin que notes la presencia de mi germen y así desapareceré

Como un pequeño zumbido que viaja libre por el aire y se estrella contra un vidrio destrozándolo lentamente.
Crezco mediante la destrucción,

Soy cruel y me alimento de fragmentos de papel y cera.
Soy bondadoso y te dejo ver mi rostro maldito y errante.

No tengo palabras para decir como me siento
Grito junto a lo No – Nombrable.

Lo que es maravilloso para ti es horrible para mi.

Dejo caer mis lágrimas pero nadie entiende mi desconsuelo,
Intento romper esta prisión, pero la madera es resistente.

Alguna tarde me senté bajo el roble que hoy es mi celda,
Que no me permite desbordar
Irme a pintar otros lienzos.
Y mezclarme con otros pigmentos.

Alguna vez estuve sentado delante, en ese banco viejo donde la gente se sienta a observarme.
Mi miran igual que yo miré a quienes hoy están a mi lado.
Y dicen cosas parecidas a las que dije.

Desde esta pared observo y me pregunto: ¿Por qué no se han preguntado que sucedió conmigo?, ¿Por qué no me pregunté que sucedió con los demás?

Es una ley inquebrantable,
Péndulo que vas y vienes, lanzándonos a condiciones que no comprendemos.
¿Lo haces por Amor? O ¿Lo haces por crueldad?

viernes, 25 de julio de 2008

Autobiografía

Horacio Pemberton no esta seguro de haber nacido, por el simple hecho de que no se acuerda de ese momento. No cree en una visión lineal de la vida, motivo por el cual odia las biografías cronológicas. Es un convencido de que uno tiene razón sólo cuando se tropieza y lo pone de mal humor, a veces, no saber nada del futuro. Cree que el destino se puede torcer, porque no le tiene miedo a casi nada (salvo las arañas, con quienes cree son enemigos por naturaleza). No le interesa para nada compartir el tiempo con gente que no es capaz de salir de un esquema, o peor aun que piense que eso es imposible. Cree en la justicia, aunque sabe que es perezosa y se cuelga muchas veces.

jueves, 24 de julio de 2008

Autobiografía no autorizada

Juan Pablo Alba nació, sin que nadie le consultara, un 25 de Febrero de 1983 y fallecerá, sin previo aviso, algún afortunado instante del siglo XXI. Cursó sus estudio primarios y secundarios en la provincia de Jujuy (región de la que es oriundo) bajo los principios del dogma católico, pero afortunadamente los olvidó a la brevedad. Actualmente, algún empolvado papel afirma que es docente en Psicología, pero se dedica a los estudios filosóficos, actividad que espera nunca abandonar. Es un amante de las letras y la comunicación humana y espera tener la dicha de morir luchando por lo que considera justo: un mundo de igualdad de oportunidades donde tener no valga más que ser.

Grita, si te hace bien

-¿Acaso el personaje del grito se horroriza de su condición de humano?
- No, para mi no sabe entender lo que le pasa.

Pausa

En quien pensás,
En que pensás,
Porque pensás asi,
Todo tiene una solución,
Somos los creadores y destructores
Mas famosos de por aquí,
Sea allá, o sea en este tercer escalón,
Quiero que me escuches,
Que dejes de gritar y me escuches,
Que me creas al decirte que esto
Siempre tiene una salida,
Un poro a través del cual podemos escapar líquidamente, Transformados en nuestro mejor esfuerzo,
Nuestro sueño más querido,
La utopía más improbable,
Quiero que revientes en una idea
y te dejes llevar por el sólo hecho de estar vivo
Y entender de una vez por todas,
Lo que eso significa.

(Momento y Necesidad)

Celeste:
Tu cara no es normal, a veces me da la impresión que no me mirarías ni por casualidad aunque mi propósito se transforme en la forma mas perfecta de amar a una mujer, a las cosas, a una planta reseca, sin alma, pero otras veces creo que el solo hecho de cruzarme con una foto tuya, tu mirada, tu gesto no para de decirme lo mucho que me podrías llegar a amar, que me seguirías incondicionalmente aunque eso te acarreara a la peor de las desgracias, terminar con el corazón destrozado.

Soledad, mi existencia:
Cada vez que entro en crisis y cuestiono mi condición, se que es mi compañía, es tu ausencia, el silencio del teléfono, el desierto de afectos que me acompaña cada día, el espacio que sobra en esta cama desde que te fuiste.
Lo mas peculiar de todo esto es que nunca te tuve, nunca hubo nada, nadie ahí, quizás el fantasma de algo que nunca existió. Y es por eso que cuando en el medio de la noche, si tengo la mala pata de encontrarme despierto y siento el desamor que acarreo conmigo, me conformo con salir a la calle y ver que ahí esta, en las luces amarillentas, en las calles vacías, en las grandes plazas o en las iluminadas vidrieras que no me venden nada, la única mujer que quizás me quiera.
Siempre tuyo, nunca de nadie
H.P.

Será….?

¿Y si es verdad todo lo que representas, existiríamos acaso?
¿No se trata esto de morir y renacer en un instante?
¿No es el triunfo al fracasar volver a ponerse de pie?
…..Pero es ahí cuando me doy cuenta que tu alarido no es más que para desorientarme, para no ver con claridad el rumbo, porque se bien de que se trata todo esto, que verme derrotado es un triunfo para vos, fantasma de la desesperación,
Fantasma de mi mismo.

- ¿Y entonces, que es lo que le pasa?
- La vida por delante, y no le gusta, pero no le queda otra opción, salvo la muerte, y sabe que sería una cobardía irse por las ramas.
- Tenés razón, pero no es fácil.
- De eso se trata.

domingo, 20 de julio de 2008

Escrito

Las cárceles nos sueñan (por los otros) los rostros ortopédicos, envejecidos, embrutecidos del silencio. La belleza extrema -piel de niño- de esa ausencia, de esa falla total de lo evidente, de lo perceptible, lo sufrible aun, la nostalgia de lo sido; todo (todo lo que justamente no es) es allí disoluto: hoy el silencio no es silencio.

Ese sueño de enrejado compañero nos ha conquistado, penetrado, absorbido. Dalton, por decir, no es palabra autorizada, sino lo opuesto: lo es todo. Y no digo que el mundo devenga en cárcel, pues, si tan simple fuera, fundiría mis dedos en bronce y no en tinta. Digo, oigan, que no hay azar en nuestro adentro, no hay, acaso, una luz y una sombra, una acuarela que cruce a nado el lienzo en tempestad; hay mas bien una libertad fulgurante que se ha autoforjado con hierro cálido y bordó un gigantesco callar. Que se ha podrido en el perfume del silencio.

Orada en los más hondo el latido extraño de lo temido. Sépanlo. Óiganlo. No ha sabido cabalgar, con tan poco lo han domado. Le han confundido la forma, asesinado la diástole, entorpecido las manos, avasallado el rostro. Como el chillido agudísimo del murciélago penetrándolo a diario, a cara de limón. Así la mordaza.

Yo no se cuando es que triunfa la muerte. Si al comienzo, cuando uno nace incapaz de llorar; o al final, cuando uno lamenta no haber llorado, allí, cuando tenía voz. O es acaso que un trío de deidades ciegas y arbitrarias (un tribunal) dictaminan la sentencia: “tu, en vida, callarás”. Yo no se. Tal vez es albedrío, tal vez cada uno de los unos lo decide en su más íntimo y -paradoja- colectivo secreto: yo elijo este silencio…

Yo no se.
Es, en fin, lo que nos falta.
Y no insistiré, no valla que alguien despierte, desempolve el corazón, desperece los instintos, amanezca en el oeste y grite pero tan fuerte que retumben las catedrales mas antiguas del monoteísmo del silencio.
Y lo encierren, por loco.

miércoles, 16 de julio de 2008

Soy un Grito

El infierno me inunda con su rojo color cielo,
Las forman son difusas ante las lágrimas del alma
Y los pesares del corazón.

Me desborda una existencia que no quiero,
Me escondo acurrucado entre el frío infernal
De las sombras de mi propio dolor.

Mis ojos se deslumbran ante absurdas maravillas
Y peregrino entre las masas como un grito perdido
Que calla su silencio ante la injusticia, la angustia y la opresión.

El peor dolor

El sábado había resultado bastante duro. El acostumbrado tercer tiempo se extendió más de lo debido, y los efectos de la sangría en mi organismo no se hacían esperar. Me despedí de los muchachos en medio de un remolino de gritos e imágenes que se sucedían sin ningún sentido aparente. Faltaban minutos para que la medianoche extendiera su manto de silencio y sombras sobre mí, y el cruce de la ruta, siempre oscuro a la altura de la salida de Ciudad de Nieva, me esperaba desafiante.
Entre brillos e incertidumbre, miré hacia ambos lados del camino, con más desgano que precaución, y aventuré mis pasos sobre la cinta asfáltica encomendándome a la piedad del Señor, a pesar de mi profundo ateísmo. Horas más tarde descubriría que, efectivamente, Dios no existe.
Resoplando, cansado de mis propios y cortos pasos, detuve mi andar por unos segundos, intuyendo que, de no hacerlo, me desmayaría. Fue tiempo suficiente para que un terrible sonido atacara mi tranquilidad mental ladinamente, desde la espalda. Luego sentí el ruido de unas frenadas y un terrible dolor en mis piernas. La imagen del cielo estrellado y la hermosa Luna llena se sucedían con verdes descampados y el gris del cemento conformando una especie de paisaje surreal, como si yo estaría dentro de un lavarropas o un inodoro. Decididamente, esa tarde me había excedido con las bebidas, pero era comprensible: uno no marca tres golazos todos los días.
Mi rostro golpeó fuertemente contra el suelo y, desde allí, pude observar a un joven que, tomándose la cabeza entre las manos, gritaba “¡la puta que lo parió!” mientras se subía a su automóvil para, unos instantes después, alejarse a toda velocidad del lugar, dejando tras de sí un ligero rastro de sangre.
Intenté gritar, pedir ayuda, pero un infierno incendiaba mis piernas y me paralizaba hasta la garganta. A lo lejos, vi acercarse unas luces, por lo que me tranquilicé: alguien me vería, se detendría y me ofrecería su ayuda. Pero la ruta debió estar más obscura de lo que yo suponía, porque el conductor nunca me vio y su vehículo pasó a toda velocidad pisando uno de mis brazos. Ni siquiera frenó, pues seguro pensó que se trataba de un perro. Y la verdad mucho no se equivocaba. Para disimular mi dolor, para lograr mentirme a mí mismo distrayendo mis sentidos, comencé a recordar mi vida: siempre vi pasar la existencia de la humanidad de costado, a un lado del camino de aquellos afortunados que no tuvieron que nacer en medio de una villa, con ocho hermanos menores que alimentar, que no se vieron obligados a abandonar el colegio en cuarto grado, que no quedaron cesantes del único trabajo digno en sus vidas cuando Zapla reajustó personal en los noventa. ¡Pero hoy hice tres golazos!¡Cómo me abrazaron mis compañeros! Para algunos seré un perro, un vago borracho que desperdició su vida, para otros un goleador de raza.
Otra vez un par de luces se acercaban a mí. ¿Cuántas posibilidades hay que por tres veces consecutivas no te vean tirado en medio de una ruta? Todas. Lentamente, utilizando el poco resto de fuerzas que quedaban en mi cuerpo, levanté una mano para llamar la atención del conductor, pero sentí que mi muñeca se desgarraba junto a mis costillas y el estómago. “¿Estás bien?” fueron las últimas palabras que escuché antes de dormirme profundamente, desmayado por el dolor, y con una irónica sonrisa en mi rostro.
“Pobre hombre, no puede estar tan golpeado”; “Este se nos muere”. Los enfermeros, dentro de una ambulancia, hablan como si los pacientes nunca los escucharan, pero yo, de a ratos, lograba oírlos. Pensé en rezar por mí, por si llegara a ser verdad que Dios existe, pero luego pensé: si él nunca se acordó de mí, si el hijo de puta se olvida siempre de un amplio sector de la humanidad, ¿por qué acordarme yo de él? No se lo merece, aunque me cueste la vida.
“Es increíble cuanto sufrió: lo atropellaron tres veces, estaba todo quebrado. Mejor que muriera” comentó, entrada la madrugada, la enfermera ante el choripanero del frente a la guardia del Soria y los curiosos del lugar. Si supieran que a ellos también los escuchaba. Desde acá, todos escuchamos a todos.
En la muerte, ya no existe el dolor. Los lamentos, los gritos, están prohibidos en este lugar. Luego me acordé y mi cielo se volvió turbio y rojo, el rio de los lamentos se oscureció y mi garganta se anudó, mis lágrimas se multiplicaron, pero no podía llorar: el sufrimiento estaba prohibido. “El peor dolor es aquél que no se puede gritar”, pensé para mis adentros, condenándome eternamente a sufrir el silencio en este lugar dónde, aparentemente, nadie padece tormentos. Me inunda una tranquilidad que no quiero, renunciaría al paraíso de ser posible. Estoy condenado a morir en paz, sin problemas, sin sufrimientos, pero sin vos, negrita de mi vida.

sábado, 12 de julio de 2008

Introducción

Jujuy presenta grandes talentos. Los hijos de esta tierra norteña relegada, olvidada por los organismos oficiales de la nación e inclusive, por un amplio sector de la propia provincia, se vieron en la necesidad de unirse para poder mostrarle al mundo todo su caudal artístico, la infinitud de su creatividad lingüística. “Letras del Norte” es el nombre de este pequeño grupo de escritores que busca, incesantemente, gritarle al mundo sus dolores, sus pasiones, su modo de ver la vida.
La presente publicación compila los textos nacidos bajo la experiencia de un taller de redacción virtual llevado a cabo durante los meses de Julio-Agosto del año 2008, en el que participaron escritores noveles jujeños, algunos residentes en estos pagos y otros que emigraron a otras provincias del interior del país.
“El Grito” es un cuadro del pintor Edvard Munch, de nacionalidad noruega. ¿Qué inspiró dicha imagen en los escritores de “Letras del Norte”? ¿Qué nos impactó: su existencialismo, su impresionismo o su surrealismo? Sólo leyendo los textos que se ofrecen a continuación podrá darse respuesta a dichos interrogantes. Esperando que esta sea la primera entrega de una larga serie de publicaciones, nos despedimos hasta la próxima dejando a su consideración la imagen que desató esta locura lingüística de la que usted es testigo. ¿Qué le inspira? ¿Por qué? Espero que disfrute nuestras respuestas.

jueves, 10 de julio de 2008

Metus Causa

Siendo niño Edvard fue partícipe de las desgracias familiares. Vio morir a su madre y a su hermana Igner e internar a su hermana Laura por asedios de la locura. Su padre que expresaba un fanatismo religioso contribuyó con sus imágenes violentas e indigeribles del cielo y del infierno.
Su niñez fue un recipiente de sentimientos dementes, imágenes nihilistas, de duras enfermedades, que cincelaron en él una locura particular.
Su adolescencia tuvo sus turbulencias, tal vez un par de amores frágiles y frustrados sumados a más enfermedades familiares enriquecieron su sabiduría envenenada.
Acercándose a sus 30 años sentía el horizonte de su vida y creatividad más cerca de los violetas y negros nocturnos que de los dorados y verdes del amanecer.
Todo se definió una noche de 1893 cuando, en tierras del sueño, Edvard vio su locura latente descifrada con vertiginosos temblores de su alma.
‘Paseaba por una vieja colina querida de Ekenberg acompañado de dos sombras, caminaba por un sendero desde donde se podía ver el mar. Se detuvo junto a una barandilla, inspirado por los bombeos veloces del corazón, podía sentir la sangre hervir y sus ojos expectantes de algo que amenazaba desde la oscuridad. Acarició la piel de su antebrazo con la palma de su mano, algunos bellos corrieron contra el movimiento de la fricción. Una sensación suave lo tranquilizó pero su piel luego se tornó pegajosa y acartonada. Corrió, observando el agua que se batía al otro lado, hasta que se detuvo cansado de correr en vano y fue ahí donde sintió una aguja del más sublime dolor penetrar su humanidad. ¡SKIRK!Alzó ambos brazos intentando sujetarse el rostro, vio caer gotas de acuarela sobre el césped azotado por el frío nórdico. Gritó, gritó tan fuerte que toda la naturaleza tembló compenetrada y salvaje’
La mañana siguiente un amigo fue a visitar a Edvard, pero al tocar en la entrada no obtuvo repuesta. Abrió la puerta y entró. La casa estaba vacía de gente. Algunos potes de pintura estaban tirados por el piso, lienzos dispersos con pinturas no acabadas, el olor del olvido rondaba la cocina de Edvard y un fino aire de melancolía dominaba los muebles y el ambiente. Fue directamente hasta la habitación pero tampoco lo encontró.
¿Podría haber salido temprano? Poco probable, nada probable, siendo un haragán insomne, un espíritu perturbado y nocturno.
Un bulto rectangular tapado y manchas de acuarela en las sábanas llamaron su atención generándole una sensación de desagrado por lo descuidado de su amigo. Destapó para develar lo que se escondía y encontró un cuadro de una espantosa figura en un prado, al lado de una barandilla cerca del mar.
La figura gritaba y aun sudaba gotas de acuarela. Sintió asco y lo envolvió en las sábanas nuevamente para no seguir viéndolo.
Salió de la casa con la pintura bajo el brazo.
La tuvo un par de días en su casa pero al no soportar más el observarla y sentirse observado, la regaló a un amigo que tenía un pequeño museo. Este último la puso donde se ponían las novedades y extravagancias.
De ahí fue robada, porque las extravagancias son robadas por ser vistas como tales y no por su verdadero valor, pero devuelta para sorpresa del dueño que empezaba a sentirse agradecido de que tal pieza, que le generaba miedo, hubiera sido robada. Junto con la pintura se encontró una nota que afirmaba que la pintura estaba viva.
Los guardias del museo rieron junto con el dueño, aun cuando desde dentro todos tenían sentimientos de espanto similares al que expresaba la nota encontrada.
Nadie volvió a saber de Edvard y quizás ni quiso averiguar que había sucedido con él.
Por las noches, cuando las voces humanas son transformadas en melodías oníricas y la soledad abraza el museo, se puede escuchar entre el viento y la nada un silencio cargado de angustia mientras gotas de acuarela caen manchando el suelo.

Info sobre Munch

Edvard Munch (1863-1944), se rodeó siempre de escritores, pero sin embargo muy pocas veces se dedicó a escribir sobre su obra, y su aislamiento en muchos momentos de su vida, especialmente en su última época, le mantuvo alejado de los que se hubieran querido acercar a la pintura del noruego.Sin embargo, sí que nos han llegado escritos suyos, y el primero que hay que destacar es el que afirma que 'El arte es lo contrario de la naturaleza.Un comentario así bastaría para echar abajo el estudio que me propongo hacer, pero habría que analizar lo que quiere decir Munch en esta frase que, lógicamente, va más allá de lo que parece en un principio. Y lo primero sería aclarar lo que Munch entiende por Naturaleza.La Naturaleza es para Munch todo aquello que nos rodea, es decir, tanto lo físico como lo que no podemos percibir, tanto lo concreto como lo abstracto, tanto el mar, el sol o la luna como sus misteriosas fuerzas insondables. En palabras del propio artista, 'La naturaleza no es sólo lo que es visible para el ojo –muestra también las imágenes interiores del espíritu-, las imágenes que se hallan atrás de la vista'.
Esta naturaleza influye con todo su poder sobre el inexorable destino del hombre. Y, si entendemos ahora hombre por Edvard Munch, éste tiene como único medio de enfrentarse a ella el arte, tal vez en la idea de que la expresión pictórica del terror provocado por los elementos hace una suerte de exorcismo que le permite liberarse de tales pulsiones.Para Munch la Naturaleza son los árboles, los paisajes, el mar, los astros, los ríos, fiordos, etc., pero estos elementos también conllevan una carga simbólica y casi mística, en un sentido sublime cercano a la pintura de Friedrich, que hace de cada cuadro un conjunto de unidades que forman parte de un todo, la Naturaleza. Como vemos, estamos ante una concepción casi religiosa de los motivos naturales, y tal vez el artista se encuentre influido en este aspecto por el carácter profundamente religioso de su padre, aunque, claro está, de un modo radicalmente distinto.Forman parte también de esa Naturaleza munchiana abstracciones tales como la Muerte o la Enfermedad, presentes en su vida desde su infancia. Esto no es de extrañar, si tenemos en cuenta que desde niño ya sufrió las consecuencias de la tuberculosis en la carne de su madre, que murió de esta enfermedad en 1868 –Munch tenía cinco años-, y en la de su hermana, fallecida igualmente en 1877. Junto a todo ello, se sitúan el amor y el sexo como vehículos del destino humano que es la muerte, siempre presente y ‘perceptible’ en la vida del hombre. Por tanto, la Naturaleza fue representada por Munch en una abrumadora mayoría de sus cuadros, de una manera o de otra, fácticamente o en forma de símbolo.El tema era muy frecuente en la pintura nórdica, con un naturalismo frío y falto de creatividad contra el que Munch se levantó, primero tratando de aplicar las técnicas impresionistas, y luego evolucionando hasta llegar a una fuerza expresiva sólo conseguida antes por Van Gogh.El drama humano alcanza con Edvard Munch las más altas cotas de expresión artística. El academicismo imperante en Noruega hizo que surgiera una bohemia en Cristianía (antiguo nombre de Oslo) que, con figuras de la talla de Ibsen o Strindberg, reaccionaría contra lo establecido con el resultado de una revolución, que sería uno de los afluentes del gran río que desembocaría en la vanguardia artística. Así, Munch se situaba como un claro precedente del expresionismo alemán y proyectó su pintura hacia el futuro. Pero lo hizo como los grandes artistas (Manet, Picasso), sin olvidar la tradición romántica que traía tras de sí, ni sus orígenes nórdicos. Se dan cita en la pintura de Munch, por tanto, desde el romanticismo místico de Friedrich, hasta una línea expresionista con no menos fuerza que la de un Kirchner o un Nolde, pasando por el paisajismo y las escenas rurales y cotidianas de la pintura tradicional nórdica, constituyendo un nuevo cóctel pictórico que acaba con el siglo XIX y comienza con el XX. Como dijo el propio pintor, ‘Estoy seguro de que ninguno de esos pintores apuraron el tema hasta la última gota de amargura como yo lo hice '. Y, acerca del auge de la fotografía, ‘La cámara fotográfica no podrá competir con el pincel y la paleta mientras no pueda utilizarse desde el cielo y desde el infierno’.

ELEMENTOS SIMBÓLICOS DEL PAISAJE

Entre los elementos que se van a analizar, destacan el sol, la luna y el mar, pero también aparecen en la pintura de Edvard Munch otros como los árboles, los bosques, las rocas junto al mar, etc.El sol juega un papel particularmente importante, y es que el atardecer es el ambiente que marca la escena en muchas de las obras. Ya Strindberg hablaba del mar como ‘devorador de soles’. El propio autor teatral realizó una serie de poemas en prosa sobre Munch para la Revue Blanche, donde podemos leer:
Crepúsculo: el sol se pone, el manto de la nochedesciende, el crepúsculo transforma a los mortales enespectros y cadáveres en el preciso instante en queregresan a casa para envolverse en las mortajas de suscamas y abandonarse al sueño. El sueño, esa aparienciade la muerte que regenera la vida, esa capacidad parasufrir creada en el cielo y en el infierno.
Por tanto, el atardecer es el momento que separa la Noche del Día, que simbólicamente asociamos con la Vida y la Muerte. La concepción del sueño que Strindberg extrae de los cuadros de Munch podría estar presente en la memoria de Picasso alrededor de 1925, cuando éste comienza a mantener contactos con los surrealistas.Es por tanto el atardecer un momento simbólico en el cual los seres humanos cambian de aspecto, convirtiéndose en seres fantasmagóricos que sobrecogen al espectador por su falta de vida. La muerte se va abriendo hueco entre ellos, la Muerte es uno de ellos, y está presenta en cualquiera de los paseantes de la avenida Karl Johan, o en los personajes que pueblan la composición del cuadro Angustia.

Además, el atardecer tiene connotaciones psicológicas, y Munch representa en sus atardeceres ‘retratos’ donde las mejores pinceladas expresivas las consigue en el paisaje. Así, por ejemplo, los rasgos psíquicos de la hermana del artista en Noche de verano (Inger en la playa, 1889) se pueden apreciar mejor en los elementos que rodean a la figura, que en sus gestos o expresiones físicas. Más de lo mismo sucede con Atardecer. Laura, la hermana del artista, de 1888, que podemos contemplar en el Museo Thyssen.Ambos están protagonizados por sus hermanas. En el primero de ellos, Inger aparece sentada sobre unas rocas junto al mar, en actitud pensativa, vestida de blanco y con un sombrero en la mano.
En el cuadro del Thyssen, aparece la hermana de Munch en el lateral izquierdo, dejando el espacio central vacío de objetos para acentuar la soledad y el aislamiento de la figura. Además, su mirada atraviesa toda la superficie del cuadro, pasando de un extremo a otro, fija en un punto que queda al otro lado, y que no vemos. Se trata del mar, que ‘absorbe’ su mente y actúa sobre ella con un poder sobre natural. Al igual que el artista, Laura tenía serios problemas psicológicos, cayendo frecuentemente en grandes tormentos depresivos. Se trata entonces, tal vez, de una especie de ejercicio de exorcismo ante la depresión, algo que no le sirvió de nada, ya que su hermana permaneció los últimos días de su vida en un sanatorio para enfermos mentales.En los dos cuadros, las figuras se encuentran a un lado, y cruzan su vista hacia el otro, hacia un lugar que no podemos ver, pero que probablemente se trate de un punto imaginario. Tiene la vista perdida, se encuentran absortas en sus pensamientos, y nada parece distraerles.
Los elementos naturales, como ya se ha dicho, forman parte, más que del paisaje, de la psicología de los personajes. En el caso de Inger, las grises rocas acentúan la soledad del paisaje, y el poder de atracción del mar, en calma, hace hincapié en el carácter melancólico, en la tristeza y en la soledad del personaje. En el de Laura, el hecho de que existan más elementos en la composición no hace que la protagonista esté más acompañada, ya que parece estar encerrada en sí misma, en su profunda tristeza. Y aquí Munch retrata a su propia hermana con el mismo sentimiento: la melancolía, otro de los ingredientes de la iconografía munchiana. Al fondo hay dos personajes de escasa importancia, haciendo una labor que no advierte Laura. Ella mira al mar, en su ansia por escapar de todos sus males, y no es de extrañar que la idea del suicidio apareciera ya en este cuadro. La casa, a sus espaldas, mantiene una puerta abierta, pero es una puerta abierta hacia la oscuridad, marcada por el implacable negro, del que su mirada huye. Junto a la casa hay un grupo de árboles que surgen también de la oscuridad. Es el jardín de los Munch, que participan del tono gris del cielo, que parece vaticinar tormenta. A todo ello se le contrapone el color verde, de un tono bastante impresionista, pero que no consigue eliminar el aspecto triste del conjunto.
Las enfermedades psicológicas fueron una de las constantes en la vida y en la obra de Munch, que incluso llegó a ser ingresado en un hospital para enfermos mentales. Pero hay que tener en cuenta que para el artista, la enfermedad era un motivo para pintar, y por lo tanto era algo que si perdiese, su obra se vería resentida, al faltarle el ‘sustento’. Él mismo afirmó que ‘No hay sabiduría profunda sin la experiencia de la enfermedad, y la mayor salud debe alcanzarse a través de ella’, entendiendo su pintura como un acto de purificación ante la amenaza de la enfermedad. Es decir, que esa locura de Munch tenía algo de pose, como lo demuestra una anécdota que tuvo con su médico, el doctor Schreiner, quien pretendía curarle su insomnio y su neurosis: ‘(…) encontró que el artista se le resistía del modo más resuelto. Tenía miedo de perder el impulso de su voluntad artística. Esto era intolerable. Munch hizo un dibujo de sí mismo como un cadáver tendido con el tórax abierto en una mesa de disección delante del doctor Schreiner, una ‘lección de anatomía’, como si dijéramos, pero también un signo de grandeza mental, porque ¿cuánta gente tiene el coraje no sólo de ver la verdad sino además la fuerza para representarla? '.
Volviendo al Sol, como uno de los elementos más repetidos en la pintura de Edvard Munch, vemos cómo va adquiere unas connotaciones bastante desagradables en las obras del noruego.Desde sus comienzos como pintor, Munch realizó paisajes en los que el sol tenía un papel preponderante, aunque nunca protagonista. Es un ente cuya omnipresencia lo baña todo, como una especie del gran ojo que todo lo ve, y que influye sobre todo lo que hay bajo él.En la mayoría de los casos, el sol responde a un esquema bastante simple como es un círculo que, situado por encima del mar, se refleja en este y llega a tierra, en un línea gruesa del mismo color del sol, ya sea rojo (el más frecuente), o amarillo. El resultado es de un efecto muy expresionista, acompañando a los personajes que se sitúan a orillas del mar, con expresiones que van desde la melancolía hasta la profunda tristeza y el puro dolor casi-físico.
Ese esquema irá evolucionando en la obra de Munch hacia otro donde el gran círculo se sitúa sobre una especie de T que es el reflejo del sol en el mar, y así se convertirá simbólicamente en la cruz, en la muerte que rige el destino de los hombres.
La mujer, como la luna y el sol, cumple su destino biológico. Es un elemento más de la naturaleza, que tiene una función que desempeñar. De hecho, la asociación de lo femenino con lo natural se repite a menudo en el arte de fin de siglo, y en Munch lo vemos por ejemplo en esa representación antes analizada de las tres fases de la vida.Además, estas fases están relacionadas con la maternidad –como resultado también del sexo-. En madre e hija, de 1897, las dos figuras se enmarcan en un paisaje que es una enorme mancha verde, coronada por la luna llena, que media en esta obra entre la juventud y la viudedad. La gran mancha negra que forma el vestido negro de la mujer de la derecha parece que es tragada por el verde del paisaje. Y la Luna, elemento asociado con lo femenino desde tiempos inmemoriales, domina la escena desde su lugar en el cielo, como un gran ojo que vigila para que todo funcione según los rígidos arbitrios de la Naturaleza.
Para el artista, la muerte de su madre y de su hermana fue algo que marcó su vida, su carácter y, por lo tanto, su pintura.El árbol y el bosque Si en Las tres edades de la mujer la evolución de la vida lleva desde la luz hasta la plena oscuridad y el dolor, el bosque juega un importante papel simbólico en ello, ya que es comparado con la penumbra o la noche, donde se produce el baile orquestado por el sexo y la muerte. Así es representado en obras como A través del bosque, donde un hombre y una mujer se dirigen hacia el negro espesor que forman los árboles, hacia un lugar misterioso donde las fuerzas de la naturaleza cumplen sus más oscuros destinos. De ahí la forma del bosque como una gran mancha marrón, y de los árboles con ramas dispuestas significativamente dándoles forma de cruz, al igual que en la Pareja en la playa, de 1906-07, donde un hombre y una mujer se abrazan a la sombra de dos árboles en forma de cruz.

Este mismo sentido tiene el gigantesco árbol que da la nota sombría a las Muchachas en el puente (1901), formando un gran espacio en un verde oscuro que casi eclipsa al sol, y cuya sombra sobre el río parece acercarse siniestramente hacia las jóvenes, que simbólicamente están vestidas de blanco (pureza), rojo (sangre, pecado) y verde (muerte).
En otros casos, el árbol es representado como símbolo fálico, a menudo cortado en una representación de la castración, y también de la muerte:

En la representación de la muerte, es notable la semejanza con artistas puramente fin de siglo como Arnold Böcklin o Jean Delville. En estos, la muerte aparece en los cuadros con cuerpo, y no es algo que se percibe pero que no se ve en los seres animados, como sucede en Munch. Esta sería la gran diferencia: si Delville o Böcklin pintaban la Muerte, Munch sólo aludía a ella como presencia no física.

LAS TRES EDADES DE LA MUJER
Otro de los puntos clave de la obra de Munch es la naturaleza humana, entendida como masculina, ya que la mujer responde más a los designios naturales que a los humanos.Munch representa el tema de las tres edades de la mujer, en obras como la que lleva el mismo título, de 1894, o en La danza de la vida (1899), que no por casualidad asocian la existencia humana con tres posiciones distintas de un mismo baile.
El tema ya lo habían desarrollado artistas como Grien en Las tres edades de la mujer y la muerte -entre otros- donde representa a la mujer en su más tierna infancia, luego en su auge de belleza, y más tarde en su madurez, que entra en escena desde la izquierda tratando de evitar lo irremediable, el paso de la muerte, reloj de arena en mano. Aquí la idea principal es el carácter efímero de la belleza, lo que supone una desagradable reflexión sobre la naturaleza humana .La relación de la belleza con la muerte también interesa a Munch, por la asociación con el sexo, que no es sino otro de los vehículos mediante el cual el hombre es asesinado por la mujer. Más tarde retomarán el tema los surrealistas comparando a la mujer con la mantis religiosa, entre otras. No es sino la evolución del mito de la femme fatale, que subyugaba a los artistas de fines del siglo XIX.

En Las tres edades de la mujer (1894), vemos una evolución de izquierda a derecha, desde la virgen a la viuda, pasando por la pérdida de la virginidad, y el sexo como factor clave en esos cambios de estadio. La figura de la izquierda, de cabellera rubia y con pose amable y dulce, dirige la vista hacia fuera del cuadro, evitando la mirada del espectador, y dando la espalda a lo que serán sus siguientes etapas. Además, recibe la luz del sol de cara y se encuentra mirando hacia el mar con la despreocupación de la adolescencia. Mira hacia el mar, como si estuviera de alguna manera en contacto con lo que allí hay –probablemente el sol-, y es de allí de donde procede la luz interior del cuadro. No mira hacia la escena, ya que no conoce lo que le sucederá después. Está en la orilla, con un ramo de flores entre sus manos, tal vez símbolo de su virginidad e inocencia.La siguiente mujer ya se encuentra en otro ambiente, entrando en algo así como la oscuridad del bosque. Lo que antes era la luminosidad de la playa, ahora es sólo penumbra, y cada vez será mayor. La luz baña su cuerpo lateralmente, y su desnudez, de anchas caderas, es claramente obscena y morbosa, ofreciéndose al espectador como la Olympia de Manet. Sus piernas están semiabiertas, dejando ver el tronco sobre el que se apoya, como un símbolo fálico, y en algunas versiones el tronco se convierte en una cruz, con lo que podemos establecer un puente con obras posteriores como La danza de Picasso, al estar la figura desnuda crucificada. Por último, está la que sería la viuda, totalmente de negro, y con la cara de unos tonos verdosos, semejante a una calavera. Su rostro es inexpresivo, hierático, y esconde sus manos para eliminar cualquier gesto.Junto a esta última, un hombre se lleva mano a la cabeza en ademán de lamento. Es la víctima de la mujer, quien sufre las consecuencias de una Naturaleza cruel que se corresponde con la esencia de lo femenino. Estas dos figuras, separadas por un árbol que pasa a primer plano, como para remarcar la distancia psicológica entre ambas, están vestidas de negro, y una gran mancha de sangre cae desde la altura de los genitales hasta el suelo. Los árboles juegan aquí el papel de simular quizá los barrotes de una celda, una cárcel que el hombre tiene que soportar hasta su muerte.En otras versiones de la misma obra aparece el sol reflejado en el mar, y la tercera de las mujeres con una cabeza masculina entre sus manos. Por su parte, en La Danza de la vida vemos de nuevo las tres etapas biológicas, en las que se va avanzando mediante un baile de parejas. El sentido general provoca un efecto de angustia al que podemos añadir el de un éxtasis entre místico y sexual. De hecho, se ha puesto en relación el cuadro de Munch con las versiones que hizo el sueco Anders Zorn, en la década de 1890, de las danzas báquicas escandinavas de la noche del solsticio de verano.
En cuanto a las figuras, la primera de ellas es prácticamente igual a la del cuadro anterior, solo que acentuando ese carácter inocente, amable e infantil con las flores del vestido y las que se acerca a recoger. Del mismo modo, la central pasa de tener el pelo rubio a rojizo, y en lugar de tratarse de una mujer oferente, se ha convertido en un símbolo de la pérdida de la virginidad, con su vestido rojo, más parecido a una mancha de sangre que a una tela.Es en esta etapa cuando los rostros se vuelven máscaras, o más bien calaveras, y el siguiente hombre se vuelve un ser obsesivo que abraza ansiosamente a la mujer, y esta intenta escaparse de sus brazos. La vida y la muerte se convierten en dos elementos cuyas fronteras se estrechan, y no sabemos distinguir qué es vida y qué es muerte. Esto viene provocado por el sexo, factor decisivo en esta conversión de seres humanos en espectros inanimados, como los que se cruzan con el espectador en Angustia (1894) o Atardecer en la avenida Karl Johann (1892). La última figura, de negro (luto), ya no es la mujer hierática y cadavérica, sino que acepta su destino con pesar y desolación. Ahora la mujer es también víctima de su propia naturaleza, en palabras de Rosenblum, desde el estado de cándida virginidad (blanco), pasando por el de la plenitud sexual (rojo), hasta la macilenta consunción (negro), en el cumplimiento de su sino biológico. Tal sino biológico viene acompañado por el paisaje, que de nuevo ejerce de telón de fondo a la escena. La hierba sobre la que se está gestando la danza forma una especie de manto verde que produce un fuerte contraste con el vestido rojo de la figura central, haciendo que el efecto de los colores sea más agresivo, a la par que simbólico.En la parte izquierda del cuadro, por donde pisa la ‘virgen’, hay flores, de nuevo una alusión al candor de la infancia y la preadolescencia. Estas flores se repiten en los motivos decorativos de su vestido blanco, y si tapamos el resto del cuadro quedándonos con esta figura, vemos en él una intención por representar de alguna manera la belleza, la belleza física, asociada –como siempre en Munch- a la infancia y a la inocencia, algo que inescrutablemente se va perdiendo conforme se va abriendo hueco la madurez del hombre y de la mujer. Y esa belleza servirá también de contraste para los rostros cadavéricos que vendrán posteriormente.Relacionado con el tema de las tres edades de la mujer, hay que señalar que los ciclos lunares coinciden con los ciclos menstruales, con lo cual hay otro dato que nos lleva a una interpretación de la obra en términos de vida, sexo y muerte, a través de figuras femeninas, con los dos grandes astros haciendo de directores de esta gran escena. Y así se muestra en esta obra de 1899-1900, con el sol, probablemente ese sol de medianoche tan característico de los países nórdicos, cuyo ocaso nunca llega. EL GRITO DE LA NATURALEZAPara terminar, me gustaría dedicarle un espacio a la obra más conocida de Munch, El grito, de 1893. Y no es casualidad que se trate de su obra más difundida, ya que resume todas las características del pinto noruego.

El propio Munch describió la escena en la que él es el protagonista: ‘Iba caminando con dos amigos por el paseo –el sol se ponía- el cielo se volvió de pronto rojo –yo me paré- cansado me apoyé en una baranda –sobre la ciudad y el fiordo azul oscuro no veía sino sangre y lenguas de fuego –mis amigos continuaban la marcha y yo seguía detenido en el mismo lugar temblando de miedo- y sentía que un alarido infinito penetraba toda la naturaleza' Esta frase, al igual que El grito, puede resumir toda la obra de Munch, y en particular los elementos analizados en este estudio.La escena se sitúa en un paseo junto al mar, con una barandilla que traza una diagonal muy agresiva visualmente que incide en la angustia provocada por el cuadro . Pinceladas azul eléctrico y naranja hacen que el contraste de colores intervenga en ese fuerte efecto d atracción que produce el cuadro sobre el espectador.Sobre la cabeza del personaje, el mar hace unas formas curvas que parecen ser el mismo grito o sus pensamientos, que fluyen como las corrientes del mar, en una pincelada ‘gestual’ de un intenso carácter dramático. En el mismo mar se encuentra unas pequeñas embarcaciones que nos recuerdan a aquél Impresión sol naciente fundador del impresionismo. Ejercen la función de engrandecer la gran masa de agua. Queda así la actividad del hombre reducida al mínimo, ante la inmensidad de la naturaleza. Por su parte, el cielo toma el color rojo del sol, con algunas pinceladas de amarillo y unas finas líneas azules. Las ondas creadas por esas capas de color absorben la mente del personaje, como si le dejaran hipnotizado ante la fuerza natural, casi divina. Pero, como dice el propio Munch, sus amigos siguieron adelante, no percibieron nada. Sólo él vio tal manifestación de la Naturaleza. Sólo el loco, solo el alcohólico, sólo el artista.
Bibliografía
BISHOFF, U, Edvard Munch. 1863-1944. Cuadros sobre la vida y la muerte, Taschen, Colonia, 2000.
BOE, A, Edvard Munch, version fançaise de Robert Marrast, Polígrafa, Barcelona, 1989.
CHIPP, H. B, Teorías del arte contemporáneo. Fuentes artísticas y opiniones críticas. Traducción de Julio Rodríguez Puértolas, Akal, Madrid, 1995.
HODIN, J. P, Edvard Munch, Ediciones Destino, Barcelona, 1994.
ROSENBLUM, R, STEVENS, M, y DUMAS, A, 1900. Art at the crossroads, cat. Exp. Del mismo título en la Royal Academy of Arts de Londres (enero-abril 2000), y en el Museo Guggenheim de Nueva York (Mayo-Septiembre 2000), Harry N. Abrams, Nueva York, 2000.
ROSENBLUM, R., La pintura moderna y la tradición del Romanticismo nórdico. De Friedrich a Rothko, Alianza, Madrid, 1993.
Nota 1: CHIPP, H. B, Teorías del arte contemporáneo. Fuentes artísticas y opiniones críticas. Traducción de Julio Rodríguez Puértolas, Akal, Madrid, 1995, pp 131-132.Nota 2: Idem, p 131.Nota 3: BISHOFF, U, Edvard Munch. 1863-1944. Cuadros sobre la vida y la muerte, Taschen, Colonia, 2000, p 12.Nota 4: HODIN, J. P, Edvard Munch, Ediciones Destino, Barcelona, 1994, p. 76.Nota 5: HODIN, J. P, Edvard Munch, Ediciones Destino, Barcelona, 1994, pp 94-95.Nota 6: Son numerosas las variaciones que hace Grien sobre temas parecidos, con la mujer y la muerte como protagonistas.Nota 7: Y Munch no será una excepción, como vemos por ejemplo en su Madonna.Nota 8: ROSENBLUM, R, 'Edvard Munch: algunos cambios de contexto', en AA.VV, Edvard Munch [1863-1944], Catálogo de la exposición realizada en las Salas Pablo Ruiz Picasso, abril-mayo, 1984, Ministerio de Cultura, Dirección General de Bellas Artes y Archivos, Madrid, 1984, p 62. A este respecto, Rosenblum afirma: <<…ver cuadros de las danzas báquicas escandinavas de la noche del solsticio de verano pintadas por el sueco Anders Zorn, en la década de 1890, no es quitar originalidad a La danza de la Vida sino más bien comprender mejor cómo podía un gran artista metamorfosear una escena de género de tema étnico escandinavo en una formulación universal sobre el inexorable destino biológico de hombres y mujeres>>.Nota 9: BISHOFF, U, Edvard Munch. 1863-1944. Cuadros sobre la vida y la muerte, Taschen, Colonia, 2000, p 53.Nota 10: La diagonal se repite en varias obras del mismo significado, como Angustia, Atardecer en Karl Johan, o las muchachas en el puente.

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